Aquel jardín que se estremecía con el canto de los ruiseñores, y el susurro de diminutos colibries.
Un cristalino lago azul ,en el que se reflejaban las caritas de sonrientes angelitos.
Ese atardecer rosado, con nubes blancas sobre el horizonte, imaginando las siluetas de arcángeles alados, transmitiendo bendiciones.
Aquel angelito de alitas pequeñas, en el cielo celeste de tu alma.
Una escalera de perlas, con hadas enhebrándolas, subiendo los escalones.
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