sueños, caricias de manos aladas que borraban mis miedos, en tu mirada encontraba ese pedazo
de cielo, que cubría a mi alma como si un manto de bendiciones fuera, y que ya nunca volví a
sentir. . . . . Mamá, en cada rosado amanecer, en cada nostálgico atardecer, en cada noche de
plateada luna, volveré a encontrarte, escucharé tu voz y yo volveré a musitar aquella canción
que cantaban mis ojos . . . . . cuando mirarte podian.
Gracias querida amiga por tus palabras.
ResponderEliminarEscribes muy bello, con mucha ternura que llega al alma.
me emociono leerte, maravilloso.
besitos para ti, que Dios te bendiga