
Dias antes de Nochebuena el año pasado, en una meditación, viví una experiencia maravillosa,
me vi subiendo a un ascensor conducido por guías celestiales, comenzó el viaje a través de las nubes.
Cuando el ascensor se detuvo y se abrió la puerta, maravillosa fue la visión que se presentó frente a mis ojos . . .
Una escalera blanca adornada con flores, cintas, campanitas, y en los escalones
estaban todos los Angeles de mis sueños, esperándome para ayudarme a subir.
Cuando llegamos al final de la escalera, comencé a caminar sobre nubes de algodón
en medio de la algarabía, las risas,y las canciones que mis Angeles cantaban,
yo no podia hablar, mi corazón latía enloquecido por la emoción. . .
Ante la visión celestial que veian mis ojos una mesa llena de dulces y confites
me esperaba para endulzarme el corazón, una brisa me acariciaba el rostro
y pajaritos de colores con sus trinos se unían a nuestra alegria, pero . . .
llegaba el momento del descenso, y en medio de tanta emoción
invité a mis Angeles para que visitaran mi sala de recibo para Nochebuena . . .
alborozados me dijeron que si y entonces el regreso fue feliz.
Sus alitas me envolvieron, y asi me reencontré conmigo en mi meditación.
En la próxima entrada, si les interesa, les cuento la visita de los Angeles a mi sala de recibo
para Nochebuena . . .
me vi subiendo a un ascensor conducido por guías celestiales, comenzó el viaje a través de las nubes.
Cuando el ascensor se detuvo y se abrió la puerta, maravillosa fue la visión que se presentó frente a mis ojos . . .
Una escalera blanca adornada con flores, cintas, campanitas, y en los escalones
estaban todos los Angeles de mis sueños, esperándome para ayudarme a subir.
Cuando llegamos al final de la escalera, comencé a caminar sobre nubes de algodón
en medio de la algarabía, las risas,y las canciones que mis Angeles cantaban,
yo no podia hablar, mi corazón latía enloquecido por la emoción. . .
Ante la visión celestial que veian mis ojos una mesa llena de dulces y confites
me esperaba para endulzarme el corazón, una brisa me acariciaba el rostro
y pajaritos de colores con sus trinos se unían a nuestra alegria, pero . . .
llegaba el momento del descenso, y en medio de tanta emoción
invité a mis Angeles para que visitaran mi sala de recibo para Nochebuena . . .
alborozados me dijeron que si y entonces el regreso fue feliz.
Sus alitas me envolvieron, y asi me reencontré conmigo en mi meditación.
En la próxima entrada, si les interesa, les cuento la visita de los Angeles a mi sala de recibo
para Nochebuena . . .