Ay de mi, cuantas veces en la contemplacion de una quimera,
me olvidé de la noble compañera que Dios puso a mi lado,
Siempre estás distraido, me decia,
y yo tras mis fantasmas estelares, por escrutar lejanos luminares,
el intimo lucero no veia.
Qué insensatos antojos los de mirar, como en tus versos, Hugo,
las estrellas en vez de ver sus ojos.
Hoy que partió para siempre el amor mio ,
no me importan los astros, pues sin ella,
para mi el universo está vacio.
Ella que iba conmigo de la mano, es hoy lo más lejano,
los astros están cerca, pues los veo.
Amado Nervo
me olvidé de la noble compañera que Dios puso a mi lado,
Siempre estás distraido, me decia,
y yo tras mis fantasmas estelares, por escrutar lejanos luminares,
el intimo lucero no veia.
Qué insensatos antojos los de mirar, como en tus versos, Hugo,
las estrellas en vez de ver sus ojos.
Hoy que partió para siempre el amor mio ,
no me importan los astros, pues sin ella,
para mi el universo está vacio.
Ella que iba conmigo de la mano, es hoy lo más lejano,
los astros están cerca, pues los veo.
Amado Nervo
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